miércoles, 16 de agosto de 2023

Miércoles, 16 de agosto

Después de una noche toledana, de dormir poco y mal (el niño no paraba de dar vueltas en su cama, se pasó a la mía varias veces, por el calor), mi despertador sonó hoy más tarde, a las 05:55h (normalmente, cuando voy a piscina, lo pongo a las 05:10). Llegué a piscina un poco por los pelos, a las 06:50, pero a tiempo. Cosa rara, mientras nadaba, noté ganas de comer; normalmente, desayuno sobre las 10:30. Al salir de la piscina, fui a desayunar a un sitio en el que venden cosas sin gluten exclusivamente. Pedí una pulguita vegetal con atún y (meeeeec) un leche y leche. A las once, salí y me tomé un cortado. Es interesante subrayar lo que viene ahora. Desde hace años, mis compañeras y yo íbamos a desayunar juntas: todos los días, a las 08:30, nos levantábamos de nuestro puesto e íbamos a comer. Estando ellas de vacaciones, procedí a hacer lo mismo y, por primera vez (¿en años?) me pregunté si tenía hambre. La respuesta fue que no, así que me dije que lo mejor sería esperar a que tuviera alguna señal que me indicara que quería comer. Sorprendentemente, esa señal apareció a las 13:50h. Dado que ya salía del trabajo y que almuerzo a las 15:00h, decidí esperar hasta llegar a casa. Lo curioso es que seguí haciéndolo así y me funciona de maravilla. Primero, porque así, con esas horas entre la cena y el desayuno, le doy un descanso al cuerpo y se puede regenerar antes y mejor. Segundo, porque escuchaba y respetaba así mi sensación de hambre. En ocasiones, sobre todo cuando desayunamos fuera del trabajo, vamos antes, sobre las 08:30h nuevamente y, si como en ese momento, a media mañana me suele dar ganas de comer. Curioso. Supongo que se deberá a que normalmente tomo un sandwich sin gluten y, claro, el hidrato de carbono tiene ese pico de glucosa y luego te da hambre más pronto. En la medida de lo posible, trato de comer mucha más proteína por la mañana, porque sacia más, aparte de que tiene mayor densidad nutricional. Para hoy tenía preparado (y dejé olvidado en la nevera) un huevo sancochado (cocido), con unos filetes de caballa en aceite de oliva (bote de cristal de ALDI) y unos cherries. Lo traeré mañana con remolacha y zanahoria ralladas con zumo de limón. No sé qué menú habrá hoy en casa de mi padre para almorzar, lo que sí sé es que esta tarde tengo pilates, así que ración doble de ejercicio. Seguiré informando, pues.

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