Construyendo...

Podría ser destructiva y contar lo mal que lo he hecho (sobre todo comiendo golosinas, como siempre; es curioso que no me dé por comer comida grasienta: véase papas fritas, chuletones, bocatas de chorizo… nada de eso; mi talón de Aquiles son las golosinas, las dulces y las saladas… vamos, que no le hago ascos a (casi) nada. He estado con el ánimo por los suelos, supongo que porque se avecinan muchos cambios, mudanza incluida, no lo sé. En octubre llevaba genial lo de comer bien, no me planteaba casi qué tenía que comer, sino que cuando tocaba, elegía una opción sana, de manera natural. Antes tomaba como mínimo un zumo de varias frutas naturales al día, aparte de dos o tres piezas más a lo largo del día. Con la llegada del invierno, de los fríos, los zumos casi desaparecieron y ahora lo más que como son dos piezas de frutas al día. Lo malo es cuando voy a trabajar, que es de lunes a viernes por las tardes, pues antes de entrar al edificio, paso por un minimarket y pillo generalmente una palmera de chocolate, un paquete de papas pequeñas y tanzanitos (unas nubes dulces cubiertas de chocolate, mmmmm). Eso tengo que erradicarlo, está claro, pero también debo cambiar el chip. Bajé aquellos 10 kilos (de 108.9 a 98.9) y el lunes volvía a pesar 100.7 (o 100.4, no lo recuerdo); mañana es el cumpleaños de mi madre y sé que seguiré en esta tónica, aunque intentaré minimizar los daños. Antes estuve hablando con mi hermana y me comentó que había visto a una conocida muchísimo más flaca, que había perdido diez kilos, pero que se le notaban un montón. Me entró el gusanillo, la envidia, las ganas de hacer yo lo mismo, de seguir como mismo estaba. Y lo haré. Voy a hacer lo que debería haber hecho desde hace mucho. Volveré a pesarme el lunes y ya les diré desde dónde parto, pero ya se acabaron las tonterías. Disfruten de lo que queda del finde. Ah, mil gracias a todas por su apoyo en mi anterior entrada. Es bonito el modo en que me hacen sentir. De verdad, un millón de gracias ;)