Domingo...

Hola, hola. Hoy he descubierto que mi peso hace lo que le da la gana. Ayer pesaba 101.7, hoy 100.5. Los diez kilómetros sirvieron de algo, también sirvió el que hubiera comido mucho mejor que en días anteriores. Ayer volví a darme el masaje desde los pies hasta el infinito y más allá, brazos, barriga y cara incluidos. Esta mañana desayuné una manzana y un vaso de leche con cereales integrales. A media mañana me comí una naranja. De almuerzo, tres trozos de papas sancochadas (cocidas) con un poco de aceite de oliva virgen extra, dos trozos de pechuga de pollo a la plancha y dos dientes de ajo. Después de la comida, un cortado. A media tarde me comí dos tortitas de maíz y para cenar, hice un revuelto con media cebolla, cuatro dientes de ajo, media zanahoria, cuatro lonchas de jamón cocido bajo en sal, una lata de maíz y dos papas que quedaron del medio día y que laminé para pasarlo todo por aceite de oliva. Se trató más de una comida de reciclaje, para no tirar nada, que otra cosa. Dividí todo en dos partes, una para mi novio (a quien le puse casi todas las papas, para no comer yo hidratos tan tarde) y otra para mí. Luego me tomé una infusión de diente de león (sin azúcar y sin miel, así, a pelo) y un par de almendras y de nueces. Mi novio se puso un vaso de leche con cereales, pero nuevamente no quise tomar leche tan tarde, porque me iba a pasar con los cereales. Ah, una cosa mala que hice hoy fue comerme un trozo de chorizo ibérico (muy mal, lo sé, sobre todo porque engorda de solo olerlo, aparte de que estoy fastidiada de la garganta y no me hace nada bien). En mi descargo diré que fue solo un trocito y que no volveré a hacerlo (esto lo escribo con cara de niña buena, jajaja).

Hasta mañana y que descansen. Muakas.